Tarde empapada. Tarde de sueños. Tarde de suspiros. Tarde de lágrimas. Tarde apagada.
Madrid. Jessica se había refugiado en su casa. Tenía 16 años. Estaba en época de exámenes y tenía que prepararse para un examen de todo el libro de matemáticas. Pasaba páginas del libro y hacía ejercicios, no le salía nada… De repente oye el teléfono y se dispone a cogerlo cuando su madre se adelante y contesta.
- ¿Si?, ¿Diga? – Contesta su madre en tono agradable – Sí, está aquí a mi lado.-Y le entrega a su hija el teléfono.
Su madre a pesar de la ya avanzada edad (47 años), seguía guardando en su físico una belleza singular, Jessica pensaba que su madre era una de esas personas de las que es fácil enamorarse, no era guapa, pero tenía algo diferente a todas las demás, ese algo la hacía especial y única, y eso su padre había sabido verlo y encontrarlo.
- ¿Quién es? – Jessica ya había adivinado quién era desde el momento en que su madre había cogido el teléfono, pero pensaba que nunca está mal cerciorarse por si acaso.
- Soy yo, Coral. Que…llamaba para haber si podías quedar un rato… Ya se que tienes que estudiar y que éstos exámenes son muy importantes para ti, pero me ha ocurrido una cosa muy importante y no sabía a quién contárselo.
- No se…, es que lo llevo muy mal…-Jessica tenía que estudiar, era muy importante aprobar ese examen, estaba buscando alguna excusa para no quedar con ella, pero no encontraba ninguna, piensa Jessica, piensa, dile que no puedes, que tienes que acompañar a tu madre, que le ha pasado algo a tu hermano, di algo, pero dilo ya.- Jessica, ¿estas ahí?- Sí, dime.- ¿Quedas o no?- Esta bien… – ¡Mierda! no había logrado encontrar ninguna excusa, al día siguiente iba a suspender.- Ok, a las 8 en la plaza del chino, ¿vale?- Vale, se puntual.- Un beso.- Te espero.- Y Jessica colgó.
Qué voy a hacer yo ahora, pensaba para sus adentros Jessica, tengo que estudiar, tengo que estudiar, repentinamente le vino a la cabeza una gran idea, le podía pedir a Coral que le explicase la lección. Coral estaba ya en la universidad, estaba estudiando Ciencias Naturales del Deporte, siempre se le había dado bien el deporte. Tenía un físico perfecto para practicarlo. Todo lo contrario que Jessica, ella se veía gorda, pero en realidad no lo era, era un poco más ancha de caderas que Coral. Esto le había causado a Jessica un gran problema al compararse con ella, pues se infravaloraba muchísimo, no entendía que, como dijo un escritor, la belleza del cuerpo es un viajero que pasa, pero la belleza del alma es un amigo que queda.
Jessica salió corriendo de su casa a las 20:00 de la tarde. Era febrero y como tal, estaba lloviendo. Jessica se abrigó y salió corriendo sin perder ni un solo minuto pues no quería acabar cogiendo frío y con un fuerte constipado. Había quedado con Coral y a pesar de que no le apetecía, era una amiga, y a una amiga no se le puede fallar. Llegó a la hora de la cita con tiempo de sobra, se encontraba ahí desde hacía diez minutos. Seguía lloviendo. Jessica mira su reloj, eran las ocho de la tarde y por allí no aparecía nadie. Era domingo, estaba lloviendo, hacía frío, ¿quién iba a estar en la calle a esas horas?, solo yo, y encima se supone que debería estar estudiando. Cinco minutos más y seguía sin aparecer nadie. Jessica saca su teléfono móvil, marca el número de Coral y llama. No contesta nadie. Jessica llama a su madre.- Hola, soy Jessica, ¿está Coral por ahí?- No, ha salido hace media hora, me ha dicho que había quedado contigo.- Pues por aquí no aparece nadie, la he llamado al móvil, pero no me lo ha cogido, no se…- Espera, voy a buscarte que si no te vas a mojar ¿vale?. Desde el coche podemos dar una vuelta por los alrededores a ver si la encontramos. Me estoy preocupando…- No se preocupe, seguro que se ha encontrado con alguien y se ha entretenido un rato.- No creo, es domingo y sus amigas están en época de exámenes, además está lloviendo, seguro que no hay nadie por la calle. Dime donde estás que voy a por ti.-Estoy en la plaza Valencia, al lado del restaurante chino donde vamos siempre.- En seguida estoy allí, no te muevas ¿vale?- De acuerdo.- Hasta ahora.A los diez minutos Jessica ve el coche granate de la madre de Coral aparecer por una calle que salía a la plaza por su derecha. Jessica corre a por el coche para no mojarse. Se montan y se van en busca de algo que no van a encontrar.Tarde empapada. Tarde de sueños. Tarde de suspiros. Tarde de lágrimas. Tarde apagada.
Madrid. Jessica se había refugiado en su casa. Tenía 16 años. Estaba en época de exámenes y tenía que prepararse para un examen de todo el libro de matemáticas. Pasaba páginas del libro y hacía ejercicios, no le salía nada… De repente oye el teléfono y se dispone a cogerlo cuando su madre se adelante y contesta.
- ¿Si?, ¿Diga? – Contesta su madre en tono agradable – Sí, está aquí a mi lado.-Y le entrega a su hija el teléfono.
Su madre a pesar de la ya avanzada edad (47 años), seguía guardando en su físico una belleza singular, Jessica pensaba que su madre era una de esas personas de las que es fácil enamorarse, no era guapa, pero tenía algo diferente a todas las demás, ese algo la hacía especial y única, y eso su padre había sabido verlo y encontrarlo.
- ¿Quién es? – Jessica ya había adivinado quién era desde el momento en que su madre había cogido el teléfono, pero pensaba que nunca está mal cerciorarse por si acaso.
- Soy yo, Coral. Que…llamaba para haber si podías quedar un rato… Ya se que tienes que estudiar y que éstos exámenes son muy importantes para ti, pero me ha ocurrido una cosa muy importante y no sabía a quién contárselo.
- No se…, es que lo llevo muy mal…-Jessica tenía que estudiar, era muy importante aprobar ese examen, estaba buscando alguna excusa para no quedar con ella, pero no encontraba ninguna, piensa Jessica, piensa, dile que no puedes, que tienes que acompañar a tu madre, que le ha pasado algo a tu hermano, di algo, pero dilo ya.- Jessica, ¿estas ahí?- Sí, dime.- ¿Quedas o no?- Esta bien… – ¡Mierda! no había logrado encontrar ninguna excusa, al día siguiente iba a suspender.- Ok, a las 8 en la plaza del chino, ¿vale?- Vale, se puntual.- Un beso.- Te espero.- Y Jessica colgó.
Qué voy a hacer yo ahora, pensaba para sus adentros Jessica, tengo que estudiar, tengo que estudiar, repentinamente le vino a la cabeza una gran idea, le podía pedir a Coral que le explicase la lección. Coral estaba ya en la universidad, estaba estudiando Ciencias Naturales del Deporte, siempre se le había dado bien el deporte. Tenía un físico perfecto para practicarlo. Todo lo contrario que Jessica, ella se veía gorda, pero en realidad no lo era, era un poco más ancha de caderas que Coral. Esto le había causado a Jessica un gran problema al compararse con ella, pues se infravaloraba muchísimo, no entendía que, como dijo un escritor, la belleza del cuerpo es un viajero que pasa, pero la belleza del alma es un amigo que queda.
Jessica salió corriendo de su casa a las 20:00 de la tarde. Era febrero y como tal, estaba lloviendo. Jessica se abrigó y salió corriendo sin perder ni un solo minuto pues no quería acabar cogiendo frío y con un fuerte constipado. Había quedado con Coral y a pesar de que no le apetecía, era una amiga, y a una amiga no se le puede fallar. Llegó a la hora de la cita con tiempo de sobra, se encontraba ahí desde hacía diez minutos. Seguía lloviendo. Jessica mira su reloj, eran las ocho de la tarde y por allí no aparecía nadie. Era domingo, estaba lloviendo, hacía frío, ¿quién iba a estar en la calle a esas horas?, solo yo, y encima se supone que debería estar estudiando. Cinco minutos más y seguía sin aparecer nadie. Jessica saca su teléfono móvil, marca el número de Coral y llama. No contesta nadie. Jessica llama a su madre.- Hola, soy Jessica, ¿está Coral por ahí?- No, ha salido hace media hora, me ha dicho que había quedado contigo.- Pues por aquí no aparece nadie, la he llamado al móvil, pero no me lo ha cogido, no se…- Espera, voy a buscarte que si no te vas a mojar ¿vale?. Desde el coche podemos dar una vuelta por los alrededores a ver si la encontramos. Me estoy preocupando…- No se preocupe, seguro que se ha encontrado con alguien y se ha entretenido un rato.- No creo, es domingo y sus amigas están en época de exámenes, además está lloviendo, seguro que no hay nadie por la calle. Dime donde estás que voy a por ti.-Estoy en la plaza Valencia, al lado del restaurante chino donde vamos siempre.- En seguida estoy allí, no te muevas ¿vale?- De acuerdo.- Hasta ahora.A los diez minutos Jessica ve el coche granate de la madre de Coral aparecer por una calle que salía a la plaza por su derecha. Jessica corre a por el coche para no mojarse. Se montan y se van en busca de algo que no van a encontrar.

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